No era una mera expresión de parte del profeta para llenar el mensaje en ese momento, era una triste verdad y una triste realidad del pueblo y para el pueblo: Dios estaba indignado: Indignado por la forma en que llevaba la vida su pueblo, el pueblo que él esocogió para ser refente a todas las demás naciones de la tierra (Deut. 4: 5-8), el pueblo que él respaldó en momentos de grandes crísis sociales , económicas como otro tipo de situaciones que ellos vivían, Dios les resguardaba y les mostraba su misericordia una y otra vez como en el tiempo de los Jueces, una y otra vez fue él era paciente, es cierto permitió duros momentos, pero no por que él lo quisiera así, sino más bien para probar su corazón (Jue. 2:21-23, 3:1-4), si en esos duros y dificiles momentos para ellos como nación se volverían a él, pero su obstinación podía más, esa era la triste y dura realidad del peblo de Israel (muy parecida al pueblo de Dios hoy en día) y pasaron muchos años en ese ir y venir hasta el tiempo del profeta en mención, Isaías: el profeta inicia con un lenguaje sarcástico que pegaría muy fuerte al orgullo de un pueblo religioso, tradicionalista, con mucha teología, pero una teología vacía, con sacrificios y ritos simplemente como tradición pero sin tener una pisca de una actitud correcta ante Dios, si tener un corazón humillado y contrito delante de su Dios (Isa. 51:17), sin tener un corazón ni la actitud correcta, el calificativo qu usa el profeta hace ver el extremo de su desobediencia y de su necedad: Príncipes de Sodoma y Gomorra: Una alusión directa al estilo de vida que estaban llevando especialmnte aquellos que tenían cierta autoridad, iniciando por el rey, el sacerdocio, levitas, escribas hasta llegar al pueblo. Las expresiones del verso (11) resalta el dolor de un Dios decepcionado de como su pueblo se presentaba ante él: “¿Para que me sirve….hastiado estoy….no quiero….(v.13) no me traigás…el incienso me es abominación….no lo puedo sufrir (soportar)….vuestra reuniones me son iniquidad (vanas, vacías, vergüenza)….(v.14)..vuestras celebraciones las aborrezco, me son cargas, no las puedo soportar”. ¡Wow!, pareciera que Dios estaba al “punto de explotar” o llegando a ese punto, por todo lo que estaba sucediendo y por ello Dios tiene que reaccionar como lo hizo (v.15): “Dándole la espalda a su pueblo, él se estaba negando a oír, a ver ,él se estaba negando a atender a su pueblo”: Esto es un gran llamado para cada uno de nosotros hoy en día, ¿Cómo nos estamos presentando ante el Señor? ¿Cómo se desarrollan nuestras asambleas y reuniones el día de hoy? ¿Estará agradado el Señor de nuestros cantos, de nuestras ofrendas, de nuestras reflexiones, de todo lo que tiene que ver con nuestra liturgia? ¿Estará él atendiendo nuestras oraciones y clamor? O será que él se ha desantendido de nuestras vidas, y no por que él lo quisiera así, es porque nosotros con nuestro estilo de vida hemos permitido que Dios se aleje de nosotros, él no es, no, ni siquiera el Dios de nuestras vidas, él no es nuestro Señor, él no es prioridad para nosotros, hemos hecho a un lado sus principios sus mandamientos, no los tomamos en cuenta, con razón estamos como estamos, en muchas ocasiones damos por sentado que Dios está en nuestras reuniones, pero me temo que muchas veces solo son palabras o expresiones sin fundamento, dadas por un emosionalismo, pero son expresiones que emosionan por un momento “la esperanza” de un pueblo que vive alejado de Dios y que por ende Dios está lejos de ellos, esto es una triste y dura realidad el día de hoy. Si nos quedaramos con eso seríamos los más desventurados hombres sobre la tierra, pero el llamado de Dios no era solo el de hacerles ver lo mal que estaban, sino que Dios iba más allá, a que su pueblo cambiará de dirección, que cambiara de estilo de vida, que él verdaderamente quiere atendernos, escuharnos, darnos su atención, recibirnos cuando le buscamos, este era el llamado, un llamado al arrepentemiento y lo hace ver a través de las expresiones: (v.16): “lavaos y limpiaos: Debe de existir una limpieza de vida de todo lo sucio que hay o existe en nuestras vidas (iniquidad: maldad, perversidad, injusticia)….(v.17): aprendamos a hacer lo bueno, en otras palabras es hacer y vivir correctamente en justicia para con Dios y para con los demás, siendo íntegros pero al mismo tiempo condescendientes con el necesitado. (v.18): “Venid luego y estemos a cuenta”; en otras palabras el Señor le dice a su pueblo: No dejen que su mal proceder siga afectando vuestras vidas, es hora de cambiar, este es el momento, este es el tiempo, no hay que postergarlo, si se sabe que es nuestro bienestar y para nuestro bien, ¿por qué dejarlo para después?, tal vez usted reflexionará y dirá: ¿Usted no sabe cómo ha sido mi vida o es en este momento y creo que no hay nada para poder hacer para cambiar mi realidad en mí presente y mi pasado?. Esta es una actitud y respuesta equivocada, en Dios hay perdón, por ello él lo dice así (paráfrasis): “Si nuestros pecados son tan sucios o tan negros, él los puede emblanquecer y limpiar” , no se condene con anticipación, en Dios hay perdón, pero todo depende de usted, de nosotros, si queremos que nuestra realidad sea diferente (v.17): “si quisiereis y oyereis”, depende de nuestra decisión, alguien lo dijo muy bien y lo he repetido en muchas ocasiones como lo dijese el predicador: “Cada quién decide cómo quiere vivir”, es de nuestra decisión el día de hoy, si tomamos la decisión correcta disfrutaremos y gozaremos de las bendiciones de nuestro Dios, si no seremos consumidos (crisis, dificultades, aprietos, intranquilidad, apuros, ruina, etc.), es el llamado del día de hoy para usted y para mí, es el llamado de Dios para su pueblo.