11 Jun
Díganle al justo que le irá bien

En un contexto dada por la desobediencia del pueblo de Dios, en un entorno de juicio y señalamiento por la corrupción moral y espiritual de los líderes del pueblo(v.1-9), el juicio de Dios era inminente, pero en medio de esa triste realidad hay una luz de esperanza de una realidad diferente para los hijos de Dios, pero un momento, no generalicemos, hablamos de aquellos hijos de Dios que saben honrar a Dios con su obediencia en sus vidas, aquellos que caminan íntegramente, en justicia (entendiéndose por honestidad, sinceridad, rectitud, buen testimonio, etc.). Para ellos Dios da una tremenda promesa, expresada en el verso 10 de este capítulo: “Díganle al justo que le irá bien, porque recibirán su retribución a su justicia, a su honestidad, integridad, rectitud”. Que bella promesa para los hijos de Dios, que en medio de una crisis nacional, moral y espiritual , aquellos que honraban, respetaban y adoraban al verdadero Dios, Dios se estaba comprometiendo con ellos, el compromiso de Dios iba desde respaldo, fortaleza, provisión, prosperidad, bendición y muchas cosas más. Esto es lo que hace Dios con sus hijos, con los que le respetan y obedecen a sus preceptos y mandamientos, para ellos es esta palabra, esta promesa, inmersa o puesta en un “muro” de injusticia y rebeldía de poco respeto a los preceptos de,  Dios. Contrariamente para los que no viven de la forma en que Dios esperaba, en este caso, su pueblo, sus líderes, para ellos había algo de parte de Dios: (v.11): “Pero para el impío (desobediente, rebelde, impuro, de mal testimonio, inmoral, pecador, etc.). Le irá mal”. Y esto se reflejaría en sus vidas y en su entorno: Cuando ellos creen que todo va muy bien (v.16-23): Orgullo, prepotencia, autoritarismo, opresión, etc. Esto se les revertirá y terminarán en humillación, debilidad, calamidad, tristeza, desamparo, abandono, etc. La expresión es clara, le irá mal. Por ello están importante decidir cómo queremos que sea nuestra realidad el día de hoy, de cómo queremos que sea nuestro mañana, de cómo queremos vivir nuestra vida, como enfrentar los retos y las demandas del día a día, cuando vemos nuestro diario vivir, no estamos muy lejos de la realidad de lo que se estaba viviendo en aquellos días del pueblo de Israel, no eran los mejores momentos, pero como se dijo hay promesa para los fieles, los que saben honrar, respetar y tomar en cuenta a Dios en sus vidas, los que se guardan de las corrientes de este mundo, los que hacen diferencia, los que saben que han renunciado a este mundo y sus deseos y viven para Dios, comprometidos y consagrados para él, los que ponen a Dios en primer lugar y dependen de su gracia y su favor, para ellos que me temo que no son los muchos, pero espero que tú y yo seamos uno de ellos, para ellos para nosotros es esta promesa de Dios, para tus sueños y anhelos, deja que Dios obre y se manifieste, para esas cosas imposibles e impensables, para esas cosas que en nuestra mente no se pueden dar y esto nos limita a actuar y movilizarnos a dar el siguiente paso, para ellos, para nosotros es esto; para aquellos que por algún temor de cierta circunstancia pasada o presente nos paraliza y nos hace hasta retroceder, para aquellos que se han dado por vencido y han renunciado a no seguir o mantenerse, para ellos es esta palabra, para aquellos emprendedores que con mucho esfuerzo están dando lo mejor y los resultados no están saliendo como ellos esperaban, para ellos es esta palabra, para aquellos que tal vez las circunstancias no sean las mejores este día, para ellos es esta palabra, para aquellos que por algún diagnostico se han derrumbado en su interior, para ellos es esta palabra, para aquellos que por algún motivo han sido decepcionados y esto les ha llevado a no seguir confiando, para ellos y para otros es esta palabra:” Decidle al justo que le irá bien”, “párese” en esta promesa de Dios para su vida el día de hoy, tómela , créala y vívala, no dudo que hará la diferencia en su vida y en su entorno el día de hoy y para su mañana. Dios es bueno y grande es su misericordia. Alabemos y honremos a nuestro Dios por lo que él es para nosotros, grande es sin duda alguna su fidelidad.


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