13 Nov
De la soberbia de un pueblo rebelde al amor de un Dios y Padre.

“Somos libres, nunca más vendremos a ti” (v.31b), fue la expresión que el pueblo de Israel le dijo a Dios en su soberbia y altivez; es en otras palabras como si el pueblo le hubiese dicho: No necesitamos de ti, queremos vivir nuestras vidas, queremos tomar nuestras propias decisiones, queremos ser independientes, no queremos estar bajo tu tutoría o dirección siempre, lo gritaban: “Queremos ser libres”. Cuando Dios mismo les había dicho una y otra vez de diferentes palabras con diferentes expresiones, con diferentes actos de bondad de misericordia y de resguardo: (Jer. 31:3b): “Con amor eterno te he amado, por tanto te prolongue mi misericordia”. Son las palabras de un Dios y Padre lleno de amor, de ternura que le hace ver a su pueblo a sus hijos cuanto amor les tiene, cuanto amor tiene por ellos y lo que él como su Dios y Padre ha hecho para con y ellos y que sin duda siempre estará para ellos. Pero es ahí la triste respuesta del pueblo de Dios, una respuesta llena de soberbia, de orgullo, de prepotencia. Lo veo como muchas ocasiones nosotros mismos actuamos con nuestros padres al llegar a una edad, donde creemos o creímos que podíamos caminar solos y depender siempre solo de nosotros mismos de nuestra capacidad e inteligencia, de nuestra fuerza y les dijimos a ellos: “Queremos ser libres, queremos ser independientes” cuando aún los necesitábamos, mejor dicho aun los necesitamos. Son de esas expresiones que aquellos que somos padres ahora quizá en un momento de arrebato de nuestros hijos adolescentes o ya un poco más jóvenes y “maduros” se nos han dicho sin medir cuanto estas palabras afectan el corazón de aquellos que han hecho tanto por nosotros: Nuestro padres. De la misma manera es así como el pueblo de Israel estaba actuando con Dios, expresiones que no dudo pagaban fuerte al corazón de Dios, en el corazón de aquel Dios y Padre que había hecho tanto por ellos y ahora ellos decían no queremos más tu cobertura, no necesitamos de ti, queremos ser libres queremos ser independientes. No era la primera vez que lo decían o hacían fueron diferentes generaciones que con su actitud y desobediencia y actos le decían una y otra vez las mismas palabras. Por ello Dios les hace ver en el verso 13 de esta manera: “Dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no tienen agua”; que era lo que Dios les estaba diciendo. Está claro: Ellos le daban la espalda al Señor y Dios , tomaban su propios caminos, dejaron el agua viva, la fuente de vida que  les mantenía firme y con vida, protegidos y en paz por seguir sus impulsos creyendo que podrían caminar solos y sin la cobertura de Dios, creyeron que tenían la capacidad para enfrentar su futuro sin la ayuda de Dios, buscaron sus propias alianzas y dejaron a aquel que estaba siempre por ellos, dejaron al Dios verdadero por ir en pos de dioses que no lo eran. De ahí el llamado y la reprensión de Dios para ellos al igual que para nosotros hoy en día: Si somos libres, si verdaderamente lo somos: ¿Porqué estamos en la situación en la que vivimos el día de hoy? ¿Por qué es que no tenemos paz cuando aparentemente estamos rodeados de todo lo que necesitamos?, si verdaderamente somos libres: ¿Por qué vivimos como esclavos? O es acaso que no lo somos: Del sistema: llámese político, religioso o social; del mundo de su manera de pensar , de su afán de y de hacer las cosas donde lo que vemos es siempre ir en contra de los establecido por Dios y lo justificamos con el fin de cada uno, del señorío de Satanás y de sus influencias, del pecado, de nuestra carne y de nuestros deleites y deseos. ¿Es acaso que no lo somos?, por ello el Señor le dice a su pueblo: (v.18): ¿Qué hacen ustedes en ese camino?, que tenemos nosotros con ellos, qué relación hay entre ellos y nosotros, Ninguna. Miremos nuestra amargura, frustración y desanimo, todo por haber dejado a Jehová (v.19). Nos alejamos con orgullo y prepotencia y ahora estamos en vergüenza y dolor (v.24-26), nos fuimos detrás de otros que nos dijeron que nos ayudarían, que estrían con nosotros, que estarían por nosotros, pero ahora estaban solos, desprotegidos en calamidad y aflicción: ¿Dónde están los dioses que ellos mismos se fabricaron para sí? (v.28), dónde está todo aquello o aquellos donde pusimos nuestra confianza y que ocupó el lugar de nuestro Dios y Padre: ¿dónde están?, ¿dónde están todos aquellos por los que dejamos el amor de Dios y nos fuimos por buscar el amor de otro(s) o de aquellas cosas que creímos que teniéndolas o poseyéndolas estaríamos satisfechos o plenos?, pero henos aquí en desventura y desgracia, sin deleite y apariencias en vergüenza y solo(s) (v.29-37). ¿Verdaderamente somos libres o creímos estar mejor sin Dios en nuestras vidas? El llamado de Dios para nosotros el día de hoy es a no olvidar lo que él representa para usted y para mí: El es fuente de vida, el sostén de nuestras vidas, nuestra plenitud, felicidad, deleite, nuestro  todo: mi Señor y Dios: Mi Padre quién me ama y quién siempre estará ahí por usted y por mí. Gracias Señor por amarme de tal manera.

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