30 Jul
El Estupor del pueblo de Dios

El significado de estupor es: Insensibilidad, letargo, adormecimiento, impasibilidad, indiferencia, apatía, todo  esto y más es lo que reflejaba el pueblo de Dios en ese momento. Realidad por causa de su falta de fidelidad, dependencia y caminar íntegro y sincero delante de Dios, ellos se habían alejado de él aunque tenían y seguían haciendo sus rituales, sus ceremonias, sus sacrificios, cayeron en un tradicionalismo vacío, monótono, sin expectativa, sin una búsqueda sincera de Dios. Eran tiempos de sequía espiritual, aunque existía un sacerdocio pero esto estaba contaminado por el pecado, había reyes que no buscaban a Dios ni se apoyaban en él, habían profetas que no hablaban de parte de Dios y cuando Dios hablaba ellos no entendían lo que Dios les decía; todo esto por falta de un interés genuino de honrar a Dios, de obedecerle. Esto era igual como en el tiempo de los Jueces, que aunque existían sacerdocio no había palabra de Dios y no había visión (1er. Sam. 3:1-3): Si no había palabra de Dios, es que Dios no estaba ahí, Dios simplemente guardaba silencio por el estupor de su pueblo. Si no había visión es porque no había dirección sabía para el pueblo de Dios. Simplemente se dejaban llevar e ir por cualquier camino, aunque este fuese camino de muerte (Prov. 14:12 Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte) en otras palabras hay muchas cosas que a nuestro propio parecer nos parecen correcta, pero su final nos lleva al fracaso, al sufrimiento, a la miseria y hasta la tumba. De la misma manera estaba pasando en este tiempo con el pueblo de Israel: Existía una crisis, un desierto espiritual (v.10): había en ellos un espíritu de sueño, una idea de pasividad, indolencia indiferencia, apatía, etc. Los ojos de los profetas estaban “cerrados” no podían ver lo que estaba delante de sus ojos, su mal actuar y su mal proceder, se convirtieron en personas que encajaban en todo y aceptaban todo aunque esto fuese contrario a la voluntad y preceptos de Dios, no existía en ellos esa percepción de ver más allá del “Jordán, se volvieron cómodos, sin visión, sin anhelos , sin sueños, no son capaces de ir y conquistar lo que Dios tiene para ellos y para los suyos, son esos tipos de personas que solamente ven los enemigos, los obstáculos y dejan de ver a Dios, cómo Giesi el sirviente de Eliseo, como el pueblo de Israel en Cades Barnea que quisieron retroceder y regresar a Egipto, como los discípulos de Cristo camino de Emaús (aguas tibias) que por dicha tibieza no podían ver ni reconocer al Cristo resucitado caminando con ellos. Pablo en Romanos lo describe muy bien al igual que pasa en nuestros días “Eran ciegos dirigiendo a ciegos” (Rom. 2:17-29). Todas esas cosas y más son las que dejamos de ver, porque nuestros ojos espirituales están velados no somos capaces de percibir lo que Dios nos está poniendo delante de nosotros, como resultado de nuestra ceguera se ve reflejado en la falta de fe y de obediencia a Dios, del discernimiento de la palabra de Dios para nuestras vidas (v.11-12) que al querer leer no podían entender lo que en ella estaba escrita, es muy claro el concepto que el profeta utiliza: “sellado”: Son tres las ideas que esta palabra en su etimología nos da: la primera tiene que ver con “poner sello”, esto se hacía como un elemento de privacidad para quién se enviaba y solo su destinatario podría abrir dicho mensaje, destinatario que tuviese las credenciales y la autoridad para hacerlo. Segundo: da la idea de “cerrado”, algo que no se puede abrir sin la instrumentalización necesaria, en muchas civilizaciones existían libros que contenían cerraduras a las que solamente se podían abrir con una llave, es la idea. Y tercero “No permitir u obstruir el flujo”, no se podrá saber su contenido. Estas tres ideas es lo que pasaba con el pueblo de Dios, con los profetas que eran los encargados de hablar de parte de Dios. Resalta la pregunta, pero si no tenían las credencias y autoridad espiritual, si no eran poseedores de los medios para “abrir” (entender, discernir, captar) lo que Dios hablaba, si  por su mal proceder ellos en lugar de permitir que la palabra fluyera ellos eran un obstáculo ¿Entonces qué es lo que profetizarían, qué es lo que enseñarían? Podrían decir cualquier cosa, pero cualquier cosa no es lo que Dios tenía para su pueblo. Todo esto era un reflejo del estupor de ellos mismos y del pueblo, y Dios se los hace ver así (v.13): “So corazón está lejos de mí”: Es como cuando cántanos pero ni ponemos atención a lo que cantamos, solo son expresiones con notas musicales, sin una verdadera adoración, sin verdadera renuncia, si verdadera humillación, es como cuando venimos a su casa pero nuestra mente está en otro lugar, nuestra corazón está en otro lugar, deseáramos estar en otro lugar, es cuando estamos reunidos pero nos envuelve la desesperación , el aburrimiento, la distracción. Es como cuando leemos la palabra pero no entendemos nada, nos parece tedioso, es más ni siquiera vamos a ella, ¿cuándo fue la última vez que leímos la palabra de nuestro Dios? ¿Cuándo fue la última vez que supiste que Dios te habló a través de ella? ¿Cuándo fue la última vez que permitiste que la palabra fluyera en tu vida? Es como cuando se nos invita a un tiempo de ayuno y oración, esto es renuncia, esto es búsqueda, esto es parte del ABC de la vida de todo cristiano, pero nos parece irrelevante, no necesario y hasta anticuado el día de hoy ¿No será que por ello estamos en la condición actual? Todo esto sucede cuando nuestro sentido espiritual de la vista no está afinada, no está limpio, no está sensible a la voz de Dios. En el libro de Apocalipsis el Señor dio un mensaje a  la iglesia de Laodicea (Apo. 3:18): “Por tanto yo te aconsejo….unge tus ojos con colirio para que veas”: La exhortación es permitir y tener una buena relación con Dios, al tenerla sabremos lo que Dios pide, lo que Dios demanda y lo que Dios tiene para cada uno de nuestras vidas.


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