17 Jul
El Eterno, el que allana nuestro camino.

(Isa. 26:7, PDT): “El camino del justo es recto. Tú, Señor, le facilitas el camino” hay dos grades verdades en este versículo que nos hace verlo que nuestro Dios hace por la vida de su pueblo, de sus hijos, de sus escogidos. En primer lugar hacer ver cómo debe de ser la vida de estos, la vida que Dios espera de su pueblo: Rectitud, un llamado a marcar una diferencia contracultural ante una depravada, degenerada, corrupta y desobediente sociedad, ante ahí el llamado del profeta que hace ver que Dios es conocedor de la calidad de vida de su pueblo. Él no es ignorante ante esta realidad, pero lo mejor de ello es que este cántico que es todo el capítulo 26 nos hace ver como Dios, Jehová, cuyo nombre propio contiene o refleja su carácter: el Dios Eterno, El Todo Poderoso, él conoce el camino de los justos, de los rectos, delos íntegros, de los santos de los que saben y viven para agradar a Dios, le sirven, le adoran por lo que él es para con ellos. Ese Dios, facilita, allana, limpia el camino de sus escogidos de tal manera que los obstáculos que en la vida estos enfrentan serán sólo eso obstáculos pero que no aminarán  o le detendrán  en su  camino, en el camino de la vida. Muchos obstáculos podremos tener, muchas cosas podrán venir pero recuerde Eterno, el Dios Todopoderoso es el que nos sostiene con su diestra. En el libro “Aplauso del cielo” del escritor Max Lucado hay una porción que quiero extraer para explicar lo que estamos diciendo: “Ella tiene derecho a estar amargada. A pesar de ser talentosa, durante años pasó inadvertida. Prestigiosos círculos de ópera se negaron a darle cabida cuando intentó entrar. Los críticos estadounidenses pasaron por alto su voz impactante. La rechazaron repetidamente en papeles para los que le sobraban condiciones. Apenas se fue a Europa y se ganó los corazones de públicos difíciles de complacer, líderes de la opinión nacional reconocieron su talento. Su vida profesional no solo ha sido una lucha, sino también su vida personal presenta el mismo desafío. Es madre de dos niños minusválidos, uno de ellos tiene un severo retraso mental. Hace años, a fin de escapar del ritmo de la ciudad de Nueva York, adquirió una casa en Martha’s Víneyard. Se incendió totalmente dos días antes de mudarse. Al mismo tiempo existía Rechazo profesional. Trabas personales. El terreno ideal para las semillas de amargura. Un campo receptivo para las raíces de resentimiento. Pero en este caso, la ira no encontró dónde habitar. Sus amigos no la llaman amargada; le dicen «Bubbles» [Burbujas], Beverly Sills. Cantante de ópera de fama Internacional. Directora retirada de la Ópera de la ciudad de Nueva York. La risa endulza sus frases. La serenidad suaviza su rostro. Al entrevistarla, Mike Wallace declaró que «es una de las damas más impactantes, o tal vez la
más 
impactante, que haya
entrevistado jamás». ¿Cómo puede una persona enfrentarse a semejante rechazo profesional y trauma personal y aun así recibir el apodo de Burbujas? «Decido ser alegre», dice ella. «Años atrás sabía que no tenía demasiada posibilidad de decidir el éxito, las circunstancias, ni siquiera la felicidad; pero sabía que podía optar por la alegría. «Pedimos sanidad. Dios no la ha dado. Pero nos bendice». Glyn hablaba lentamente. En parte por su convicción. En parte por su enfermedad. Su esposo, Don, estaba sentado en una silla junto a ella. Los tres vinimos a programar un funeral... el suyo. Y ahora, después de cumplir esa tarea, de seleccionar los himnos y dar las indicaciones, Glyn habló. «Él dio una fortaleza que desconocíamos. Nos la dio cuando nos hizo falta y no antes». Sus palabras se arrastraban, pero eran claras. Sus ojos estaban humedecidos, pero confiados. Me pregunté qué pasaría si me quitasen la vida a los cuarenta y cinco años. Me pregunté el efecto que me produciría decir adiós a mis hijos y a mi cónyuge. Me pregunté qué sentiría como testigo de mi muerte. «Dios nos ha dado paz en el dolor. Nos cubre en todo momento. Incluso cuando estamos fuera de control, sigue presente». Hacía un año que Glyn y Don se enteraron de la condición de Glyn: esclerosis lateral amiotrófíca (mal de Lou Gehrig). La causa y la cura permanecen en el misterio. Pero el resultado no. La fuerza muscular y la movilidad se van deteriorando a ritmo constante, quedando solo la mente y la fe. Y la combinación de la mente y la fe de Glyn fue lo que me llevó a comprender que hacía más que programar un funeral. Contemplaba las joyas santas que ella extrajo de la mina de la desesperanza. «Podemos usar cualquier tragedia como piedra de tropiezo o como escalón... »Espero que esto no cause amargura en mi familia. Espero poder ser un ejemplo de que Dios desea que confiemos en tiempos buenos y en malos. Porque si no confiamos cuando los tiempos son difíciles, es porque en realidad no confiamos». Don la tomó de la mano. Le enjugó las lágrimas. Se enjugó las propias. « ¿Quiénes son estos dos?» Me pregunté mientras lo observaba secar la mejilla de ella con un pañuelo. « ¿Quiénes son estos que, estando a la orilla del río de la vida, pueden mirar hacia la otra orilla con tanta fe?» El momento era solemne y dulce. Hablé poco. No somos audaces en presencia de lo sagrado”. Recuerde El eterno es el que allana nuestro camino para que sea más fácil, al hacerlo él nos proporciona de su paz (V.3-4), es a él a quién debemos de acudir en nuestros peores momentos (v.9), él peleará por nosotros y nosotros estaremos confiados (v.11ª): “Su mano está alzada”, levantada para sus escogidos, para el camino de los justos. No hay obstáculos que nos pueda detener si Dios está a nuestro lado. Amén.


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