13 Mar
El lo hará otra vez

En el libro de los salmos específicamente en el capítulo 44 hay una declaratoria de una gran verdad que hoy por hoy podemos proclamar. Y es de decirlo, hablarlo y sobre todo creerlo: En Dios hay esperanza, de él viene la salvación. Dios lo hizo con su pueblo, los padres de aquella generación se las contaron a sus hijos y estos las escucharon de boca de sus padres., De lo que Dios hizo en el pasado y de él les dio de su salvación y ayuda cuando más lo necesitaban. Dios fue su salvación: (v.26): “El se levantó”, la expresión tiene que ver con: “Ponerse a favor de  o intervenir en beneficio de”. Así como Dios lo hizo en el pasado , no dudo que él lo volverá a hacer. ¡Amén!, lo hará una vez más, por usted y por mí, así como lo hizo en el pasado, él lo volverá a hacer el día de hoy.


Estamos viviendo días de histeria, preocupación, inseguridad, temor por todo lo que se ha venido con lo de esta pandemia que está afectando a todo el mundo. No es mi intención ser un ente irresponsable queriendo desvirtuar o desestimar el impacto que está teniendo esta situación el día de hoy. El día de ayer a partir de que se dieron algunas noticias acerca de las medidas que el gobierno central de este estado ha tomado para prevenir dicha situación, unidas con las que se están tomando como gobierno de todo el país, se levantó una histeria y nerviosismo a nivel nunca visto por mi persona, donde muchas de las personas corrieron y es literal a los supermercados o tiendas para abastecerse de los necesario para los días subsiguientes. Las clases han sido suspendidas, algunos tipos de trabajos ya fueron también suspendidos como la construcción, a otros se las ha pedido que se vayan a trabajar desde sus casas, reuniones a partir de 500 personas en adelante se les ha pedido suspenderlas, las calles se ven bastantes vacías esto entre otras cosas.


¿Entonces, cual es la reflexión o el punto de esta situación? Primero, claro que hay que acatar a las medidas y recomendaciones que se nos están exponiendo y no ver de menos ni mucho menos en broma lo que estamos viviendo, ser sabios y sensatos a la hora de actuar y proceder. Pero hay una lectura más importante que debemos de hacer: ¿Cuál es nuestra postura como hijos de Dios, como pueblo de un gran Dios en toda esta situación?¿Cuál es el tema espiritual en todo esto?, que lo hay y que los existe. Déjeme describir tres verdades:


Primera: Hemos de decir que Dios está en control de todo. Nada pasa, nada sucede si él no lo permite . (Sal. 47:8, BLS): Dios reina desde su templo sobre todas las naciones. Todo está bajo su dominio, las cosas no se le escapan de su mano, ni le sorprenden. Él tiene dominio, control y potestad sobre todo. Por eso es Dios, ¡Nuestro Dios reina!


Segunda: Hemos de reconocer que como humanos, como hombres somos limitados y frágiles (Sal 103:14) se acuerda de que somos polvo. Es ahí donde necesitamos volver la mirada a aquel que nos formó, a aquel que nos dio la vida y que podemos encontrar en él salvación, esperanza y seguridad para nuestras vidas el día de hoy (Sal. 91: 1-6). En este salmo podemos encontrar expresiones tales como : “habitar bajo el abrigo y la sombre de sus alas, Esperanza mía, Castillo mío…el Dios en quién podemos confiar”, etc. Expresiones que nos dan seguridad y que solamente en él estamos podemos encontrar. Pero es en este mismo salmo donde podemos tener una declaratoria de nuestra fe y esperanza que como hijos de Dios tenemos y encontramos en el Dios Altísimo (El más grande, el único y verdadero Dios). Expresiones como: “Nos librará, no temeremos, veremos su poder, en sus manos nos llevará, a nosotros no llegará, pisaremos el león y la serpiente, etc”. Entre otras y grandes verdades que nos hacer ponernos en píe y proclamar como aquella jovencita en Siria en los tiempos del profeta Eliseo: Sabrán que hay Dios en Israel (2 Rey. 5:2,8) y que yo en el confío. Las personas que nos rodean necesitan saber esto: Hay Dios, tenemos un Dios a quién acudir, en quién confiar, en quien esperar. ¡Amén!, ¡Hay Dios!, ¡Hay Dios!, ¡Hay Dios!; los pueblos de la tierra necesitan escuchar esta verdad el día de hoy: ¡Hay Dios!


Tercera: Cuando Dios envió a Moisés a liberar a su pueblo el faraón de ese momento endureció su corazón para no dejar libre al pueblo de Dios (Exo. 7-12). Este envió diez plagas para tratar con la idolatría del pueblo de Egipto, con la dureza y soberbia del corazón empezando por su faraón, pasando por sus príncipes, hasta llegar al pueblo y siervos de todo Egipto. Como Dios lo describiera; el corazón de Faraón con cada plaga que Dios mandaba este endurecía más y más su corazón. Las plagas fueron de tocar lo más básico y esencial para la vida, pasando a tocar las casas, familia e intimidad de las familias hasta llegar a los más preciado su vida y la de los suyos, específicamente sus hijos. En palabras de Dios (Ex. 9:14,17a): “Yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón…todavía te ensoberbeces”.


Pablo escribió en (Rom. 15:4): “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Hay mucho que decir con respecto a esto, pero el punto es este: hoy con lo que estamos viviendo, hay un llamado de parte de Dios a todos: Dios está tratando con la humanidad, Dios está tratando con su pueblo: Dios está tratando con la idolatría y con la dureza de corazón expresada desde el orgullo y la altives de este. Necesitamos volvernos a Dios y reconocer que él es el Dios verdadero: Jehová es su nombre, y que solamente en Jesucristo nuestro Señor y salvador hay esperanza y verdad en estos tiempos.


Por otro lado que aunque vengan plagas como las hubo en aquel momento antes del éxodo, hemos de decir que  hay esperanza para el pueblo de Dios; como Dios lo hiciese con su pueblo ante las plagas que venían. Dice la Biblia: (8:22-23): “Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová…y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo”. (9:4): “Y Jehová hará separación entre los ganados de Israel y los de Egipto, de modo que nada muera de todo de los hijos de Israel”, (9:26): “Solamente en la tierra de Gósen, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo”, (10:23): “Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días, mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones”, (11:7): “Pero contra todos los hijos de Isarel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepaís que Jehová hace diferencia entre los Egipcios y los Israelitas”, (12:12-13): “Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto….y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros esteís; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto”. La sangre de uncordero libró al pueblo de Dios, usted y yo estamos marcados con la sangre de un cordero mejor, nuestro Señor Jesucristo que con su sangre nos redimío, nos lavó y perdonó de nuestros pecados, nos salvó y nos dio esperanza de vida. Solamente en Jesucristo, solamente con Jesucristo hay esperanza de vida (Rom. 3:25, Efe. 1:7, Col. 1.20, Heb. 9:13-14, Apo. 1:5-6).


El lo hizo en el pasado y no dudo que lo hará el día de hoy. Es este tiempo de crisis seamos portavoces de esta verdad, seamos portavoces de esperanza, de confianza y fe que solamente se tiene con Dios en nuestras vidas. No se trata de nosotros, la diferencia es él y el lo hace con nosotros, para su gloria y alabanza.



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