Emanuel, Dios con nosotros fue la respuesta de Dios para un pueblo desobediente, rebelde, confiado, instransigente, idolatra, y todo por su gran amor para con ellos, esto no quitaría el juicio que habría de venir sobre sus vidas, pero en medio de eso Dios les haría ver su gracia y les daría una nueva oportunidad, un futuro prometedor debido a un remanente que quedaría guardando sus estatutos y mandamientos (6.13), así cómo un árbol es cortado y quedase el tronco (remanente), así este volverá a ratoñar, esta es la figura que Dios estaba utilizando a través de su profeta para hacerles ver que sí hay esperanza en él. Es igual hoy en día cuando vemos una sociedad que va tras sus deseos pecaminosos, tras sus deseos desenfrenados que se dejan ver a través de sus estilos de vidas, claro que dañamos el corazón de nuestro Dios; al comportarnos de la misma manera y es muy obvio ver lo que vendrá por ello, pero en medio de todo este CAOS, hay promesa, hay esperanza, hay futuro, hay seguridad para los que se guardan, para los que buscan honrar a Dios y no yendo tras las corrientes de este mundo, para muchos les es extraño que no corramos juntamente con ellos en el mismo desenfreno (1ª. Ped. 4:4), pero para sus hijos, para su remanente hay esperanza: Emanuel: Dios con nosotros (7:14). Y este era el centro del mensaje que inicia en el capítulo 7 en medio de guerra, conquista, provocación y turbulencia para Judá, en medio de esa circunstancia dificil para el reino del sur: Judá, habría esperanza, aun y cuando se tuviere temor e inciertidumbre, Dios le hace ver al rey que su confianza debería de estar puesta en él: (7:4): “guarda y reposa, no temas ni se turbe tu corazón”, que palabras más hermosas en medio de la crisis que este hombre juntamente con su pueblo estaban pasando. Lo triste es que ellos no escucharon el mensaje de Dios, no confiaron plenamente en sus palabras y confiaron más en sus fuerzas o las alianzas que podian hacer o tener, ellos desecharon el cuidado tierno de Dios, su seguridad y paz plena y la cambiaron a la seguridad y paz que el hombre según ellos les podría dar, Dios a través de su profeta se los hace ver (8:6): “por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé que corren mansamente”, al tener esta actitud el caos estaba a la puerta no solo para Judá, sino también para Israel (8:14) y Asiria (8:4), estos serían conquistados, destrudidos, asolados y llevados cautivos, esto amado lector es lo que llamamos en este extracto: Caos, entendiéndose por este por el estado de confusión o desorden que se dan en un momento determinado. Y esto es lo que había pasado en el pueblo de Dios (Judá e Israel), este sería su estado por venir en un corto plazo, primero para Asiria, diez años despues para Israel y por último Judá, en ese orden pero este llegó y se cumplió. El punto es que al reflexionar sobre las condiciones y estado de nuestra sociedad, familias y vidas , ¿no será que estamos en la mismas condiciones o vamos si es que no hemos llegado ya a un estado de caos?. Nuestras sociedades van en declive en todos los sentidos y no se ve por ningún lado un futuro prometedor, pero lo hay: Emanuel: Dios con nosotros, es ahí donde el remanente tiene que dar a conocer que aún hay esperanza y esta era la función del portavoz de Dios, que así como el profeta somos nosotros, su iglesia hoy en día: Primero (8:8) hay que hacerle ver a un pueblo que en su peor estado: hay un Dios que les ama y que tiene propósitos de bien para cada uno de ellos, segundo (v.13): Hay que enseñar a las personas a honrar a Dios, a respetarle y obedecerle, este siempre ha sido el mensaje; Buscar a Dios, obedecer sus preceptos para que nos vaya bien, siempre ha sido así, esto implicaría poner en el primer lugar de nuestras vidas a Dios por sobre todas las cosas, tercero (v.14): el hacer de Dios nuestro refugio, refugio para el necesitado, para el atribulado y desconsolado, para el desesperanzado y turbado él será refugio en medio del calor y de la tempestad (Isa. 4:6), es ir a refugiarnos bajos sus alas (Sal. 91). Cuarto: Este testimonio, hay que darlo a conocer a las siguientes generaciones (v.16), no lo podemos callar , no la podemos obviar hay una responsabilidad dada de parte de Dios a sus portavoces, debemos de cumplir para que esta núnca se olvide, ni se desconozca, es nuestra tarea. Quinto (v.18): Las familias, nuestras familias se deben de levantar como “señales y presagios”, en otras palabras como símbolos y advetencias en medio de una sociedad desprovistas de valores y por sobre todo temor de Dios. Sexto (v.19): Toda consulta, todo caso debemos de presentarlo y llevarlo ante Dios, no buscar alternativas que nos alejarán o confundirán de lo verdadero y correcto, toda situación debemos de presentarla ante Dios. En conslusión si así no lo hiciereremos o mejor dicho para los que no lo hagan a la manera de Dios, para ellos (v.20) no habrá amanecer, no habrá mañana, y si lu hubiere este sería (v.21-22) en fatiga, hambruna, frustración, enojo, tribulación, tinieblas , angustia, en una sola expresión, en maldición. En medio de esa realidad desesperanzadora y realidad turbulenta y caótica, hay esperanza, esperanza no en nuestras capacidades o fuerzas, esperanza en Dios, el Emanuel.