El Salmo 122:1 dice: “Yo me alegré con los que me decían a la casa de Jehová iremos”, esto debería de ser una realidad en cada una de nuestras vidas, el anhelar estar en la casa de nuestro Dios. Deberíamos de estar agradecidos con Dios por darnos esta gran oportunidad, ya que hay muchos que por diferentes motivos no pueden hacerlo. Porque es en la casa de Jehová dónde nuestro ser es confortado, nuestra vida es motivada, nuestra fe se fundamenta cada vez más. Estamos ahí por que Dios en su bodad y su misericordia nos permite reunirnos como comunidad de fe, para exaltarle y alabarle a aquel que ha hecho grandes cosas con nosotros. El día de nuestra reunión debería de ser un dia esperado, anhelado, deseado. No hay como esos días, días donde podemos abrir nuestro corazón en alabanza y adoración en la casa de nuestro Dios, es en la reunión de los santos escogidos y redimidos, dónde la gracia se hace visible y se hace presente, Dios ha prometido estar allí y nosotros su pueblo tenemos el enorme privilegio de llegar ante su presencia con regocijo con la alegría, con gratitud (Sal. 100). ¿Pero qué de aquellos que no lo puden hacer por alguna situación, especialmente de una enfermedad?. Ese era el caso del rey Ezequías y al estar enfermo él escribió con mucha pertinencia: (v.19): “El que vive, el que vive , este te dará alabanza”, claro que sí, ya inertes o muertos no lo podremos hacer. Es en vida donde usted y yo somos llamados a darle nuestra alabanza a nuestro Dios, es la acción y la respuesta de un ser humano agradecido que entendió y saboreó las bondades y las misericordias del Todo poderoso, es en vida donde unsted y yo somos llamados a presentarnos delante de él con una vida cual ofrenda grata y reverente (Rom.12:1-2). Es cuando téngamos esa oportunidad, cuando esta exista, debemos de aprovecharla. Por ello como lo escribiera el salmista en el capítullo 150: “Todo lo que respire” miestras exista un aliento en nuestras vidas debemos de alabar a nuestro Dios, recuerde es en vida y solo el que vive puede alabarle. Ezequias agrega: “como yo hoy”, él fue y había sido un beneficiaro de Dios, al concederle quince años más de vida, Ezequías entendía el valor de lo que esto significaba. Era una oportunidad más y quería agrdecerle, ya que como se dijo él había saboreado y experimentado las misericordias del Señor, como usted y como yo. Misercordias que las vemos y disfrutamos a diario: “Como hoy”, si usted es alguien que las ha experiemntado y las ha visto, usted es un beneficiario y por lo tanto lo que debemos de hacer es prorrumpir en alabanza y gratitud a nuestro Dios por lo que ha hecho en nuestras vidas. ¿Cómo hacerlo? Yendo y externando nuestra gratitud con nuestra alabanza en la Si las experimentó hoy, hoy es el día de agradecer, ¿dónde? En la comunidad de fe, en su casa por que es allí donde Dios envía salvación y vida eterna (Sal. 133). Agrega: “El padre hará notoria tu verdad, a los hijos”: Refleja que los primeros en tomar la iniciativa para reflejar una vida de gratitud son los padres y estos son los llamados de enseñar, modelar y guíar a los hijos a hacer lo mismo. En el verso 21 se hace ver que fue lo que hizo el rey con lo que padecía en ese momento y reflexiona en base a ello en el verso 22: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?”. Pidió sanidad, Dios se la dio (v.3-5), pidio una señal, Dios se la dio (v.8). Dios hizo su parte. El relato no nos agrega si el rey cumplió su parte, lo más probable que sí. Pero es una buena reflexión para nosotros hoy en dia. El deseo de aquel rey era estar delante de la presencia de Dios, en su casa; él enfermo y debilitado no podría, el deseaba una oportuidad más para estar en la casa de Dios, creo que debería de ser nuestro mismo sentir , que cada oportunidad que tengamos vayamos y estemos en la casa de nuestro Dios. En cada oportunidad debería de ser nuestro deseo y anhelo. Dios se lo permitió. Ruego al Señor que también se lo permita a usted el día de hóy. Si usted ha sido un beneficairio de la gloria de la gracia y de la misericordia de ,Dios, usted es uno que ha visto las “señales” que Dios ha hecho por usted, devolvámoselo en alabanza y adoración este día en su casa, que no exista nada ni nadie quién nos estorbe este día de celebración, como lo describiera el salmista en el capítulo (118:24): “Este es el día que hizo Jehová me alegaré y me gozare en él”, ¿Dónde?, en su casa, en la reunión de los justos. Hoy es un buen día. ¡Ábranme paso, puertas del templo de Dios! Por ustedes sólo pasan los que Dios considera justos. ¡Ábranme paso, que quiero darle gracias a Dios! ¡Gracias, Dios mío, porque me respondiste y me salvaste! (Sal. 118:19-21).