12 Jul
La tierra está de duelo, languidece y muere.

Esta es la triste conclusión a la que llega el profeta Isaias después de haber hablado en el nombre de Dios para diferentes naciones, incluyendo el pueblo de Dios (Israel, que a este punto era un pueblo dividido e idólatra).Si , así era la condición del pueblo de Dios ahora no es de asombrarnos entonces la triste conclusión a la que llega el profeta cuando menciona esa triste pero certera realidad con respecto al mundo (se utiliza un lenguaje figurado para presentar la decadente y triste condición espiritual de la humanidad representada en los pueblos e imperios  de  Egipto, Edom, Etiopía, Siria, Moab, Babilonia, Filistea, Damasco, Tiro, Arabia e Israel, cap. 13-23 en los  aspectos sobresalientes: Orgullo , soberbia, altivez, idolatría, desobediencia). La tierra como lo expresa en esa decadente condición  (v.4): languidece, se reseca y se marchita; de enfermedad en sus condición y esto es así cuando el mundo le da la espalda a Dios, cuando son ellos los que deciden por que vía ir y que hacer de su vida, al punto climax que muy bien lo desriben los versos (5-6): La tierra  se contaminó: la expresión tienen que ver con profanar e ir a la apostasia, que significa ir en contra de la verdad, apartarse de esta o revelarse a la misma. Todo por que traspasaron el derecho, existía un límite al cual ellos no respetaron, existían leyes dadas por Dios las cuales no tomaron en cuenta, las tenían de menos; falsearon el derecho: torcieron las leyes de Dios y quebrantaron el pacto sempiterno: lo que Dios tenía con respecto a ellos, ellos con su desobediencia y desinterés lo invalidaron o dejaron sin efecto el pacto de Dios para con ellos. Por esa razón la tierra cayó en maldición (v.6-13). Que triste y descriptiva realidad de la tierra, de la humanidad y que triste y dura desesperanza por lo que habría de venir. Este capítulo es un acto descriptivo de lo que así como se vivió en aquellos días teniendo un cumplimiento para las naciones, tamibién tiene un cumplimiento para el final de los  tiempos, para los postreros tiempos, para los tiempos que muy bien lo describe la carta de 2ª. Tim. 3:1-17, donde se da una descripción del carácter del hombre en los postreros tiempos o como muy bien lo describe la carta tiempos peligrosos. No es de extrañar lo que  hoy en día vemos, al igual como Isaías lo describe, es el actuar de la humanidad en estos momentos, la triste pero certera realidad del mundo de hoy debe de alertarnos hacia donde vamos, no es de asombrarnos que cuando el hombre no busca de Dios, el hombre no toma en cuenta a Dios en su vida, el hombre en su orgullo cree que puede salir adelante sin la ayuda de Dios,  la condición se notará y se notará en el actuar de la vida espiritual de los pueblos de la tierra: Espiritualmente estamos como mundo muy pero muy mal, bueno (Efe. 2:1):  dice que estamos no para morir sino muertos en nuestros delitos y pecados. El hombre ha toricodo las escrituras, el hombre se ha desbordado en sus concupiscencias y ha traspasado el límite de la ley de Dios, su palabra, sus actos inmorales, su actitud soberbia, libertina, orgullosa, altiva, etc, hacen ver que como la profecía lo describe nuestra tierra, nuestro mundo languidece, se marchita, se muere o como se mencionó está ya muerto. Esto con lleva a lo que nuestros ojos ven por estar en maldición: Enfermedades, cambios climáticos extremos, calentamiento de la temperatura, grandes terremotos esto por el lado de la naturaleza, por el lado del hombre: La tolerancia a los movimientos de la aceptación de géneros que no es otra cosa que lascivia y concupiscencia en el corazón del hombre (torcieron lo natural de Dios, Rom. 1), por el lado social, político y militar: Amenazas, Soberbia, Poder, Autoritarismo, provocaciones, corrupción, por el lado religioso: Movimientos que no conduce a la santidad ni a la busqueda de Dios, sino todo lo contrario movimientos que buscan satisfacer el bien del hombre, centrados en ellos mismos no importando la calidad de vida que se tengan, todo sostenido bajo la sombra de la gracia y el amor de Dios, una vez más tuercen las escrituras (Rom. 6). Y así en otras y muchas áreas de la triste realidad de lo que hoy vivimos, no hay duda alguna que estamos en los postreros tiempos, en los tiempos finales , tiempos en los cuales vemos que la tierra languidece, se marchita, se muere. Ante esta y triste realidad sobre sale la pregunta ¿Cuál debe ser la actitud, la postura o la manera de vivir del remanente fiel a Dios, a su Dios, al Dios de las escrituras? En la carta de 2ª. Ped. 3, el apóstol Pedro hace un esbozo sobre ese día que vendrá, donde la tierra será destruida de lo que conocemos de esta: (v.1): Lo primero que hace es un llamado una exhortación: esto con la idea de vivir fielmente a Dios a no dejarnos sorprender por lo que otros dicen, a no acomodarnos a este mundo si no vivir expectantes a  nuestra esperenza, según las sagradas escrituras. Segundo (v.2): Hacer memoria, como humanos somos dados a olvidar lo que Dios dice, lo que su palabra dice, lo que se nos ha enseñado, lo que Dios ha hecho con otros y el porqué de ello. No seamos olvidadizos sino recordemos el pasado para aprender de este y no repetir la misma historia en nuestras vidas. Tercero (v.11-14): De como debe de ser nuestras vidas el día de hoy, nuestro caminar en esta tierra aun cuando ella languidece y muere, con nuestra vida debemos de darle vida viviendo una contracultura, siendo como nuestro Señor lo dijese: Sal y Luz de este mundo (Mt. 5:14-16): Cómo debe de ser la vida de la iglesia entonces: (v.11):En Santidad, apartados y consagrados para Dios, Piadosamente: En obediencia al Señor, a sus preceptos y mandamientos establecidos en su palabra, en ella hay vida aunque otros mueran. (v.12): En esperanza, sabiendo que esta no averguenza, sino todo lo contrario nos da ánimo y fuerzas para vivir el día a día sabiendo que nuestro redención está pronta a cumplirse, “hoy no vino (Jesús), talvez mañana”. (v.13): Caminando en las promesas de Dios, cada una de ellas son fieles, por que es fiel quién lo prometió, por eso son confiables y verdaderas ya que todo lo que él dice se cumplirá, amén. En ellas nos “paramos” este día todos los días de nuestra vida. (v.14): En paciencia, en paz  e integridad . En medio de un mundo que muere usted como yo como parte de la iglesia del remanente de Dios somos llamados a llevarle una esperanza a este mundo, proclamendo que en Cristo hay vida y vida en abundancia. Amén.


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