21 Nov
Muy lejos de la realidad

Como lo escribiera Hank Hanegraaff en su libro “Cristianismo en Crisis” necesitamos ver las cosas con una perspectiva diferente, no de nosotros, sino mas bien Bíblica. No de nosotros sino a la luz de las escrituras , pero eso sí con una verdadera y correcta interpretación de las escrituras. Hoy por hoy escuchamos cantidad de cosas tan desvirtuadas alejadas de lo que la palabra del Señor nos dice o nos demanda, y es en ese tipo de corrientes que el mundo cristiano de hoy se mueve, y digo cristiano pero nada más que nominal o de nombre pero que en su clase de vida, en su calidad de vida y de conducta dictan una vida totalmente alejadas como ya bien se mencionó a las demandas de lo que es vivir en santidad, vivir no en el pecado, dejándonos llevar por nuestros impulsos  deseos de la carne y concupiscencia;  necesitamos como muy bien lo dijese el profeta Jeremías volvernos a las sendas antiguas (Jer.6:16) “ Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”.


En este capítulo vemos como Dios le hace ver a su pueblo, sí a su pueblo escogido y respaldado que en su desobediencia y testarudez, ellos habían dejado su palabra yendo y escuchando nada más lo que ha ellos les convenía, yendo por sus propios caminos, que no supieron escuchar sus advertencias sobre su situación al punto de ni siquiera poner atención a las crisis que les vendrían; y no solamente eso, llegaron al punto de negar hasta la existencia de Dios (5:12): “Negaron a Jehová y dijeron él no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada, ni hambre”. Uno pudiese esperar esto de un pueblo que no conoce a Dios, que no ha visto sus bondades y su poder sobre ellos, pues evidentemente ellos no conocían a Dios, al Dios de las escrituras, al Dios que sus padres cerraron su boca para contar y que con su dejadez e indiferencia no enseñaron ni guiaron a los suyos,  también ellos negaron a Dios (Sal. 78). Su vida dictaba una realidad muy lejana a lo que Dios esperaba de ellos, su vida era un camino muy lejos, pero muy lejos de Dios.


Al punto que Dios les hace ver cinco cosas: Primero (V.10-11): Dentro de su pueblo hay gente que no es pueblo “no son de Jehová”;  y estos serían quitados, eliminados y esto no por que Dios sea el malo o justiciero, ellos con su actitud de rebelión (entiéndase por rebelión lo que es contrario a la autoridad de Dios) daban a entender que no eran parte del pueblo de Dios. Segundo (v.12-19): El pueblo, su pueblo, por su desobediencia, e idolatría serían castigados, sometidos y esclavizados; pero aun con todo y eso, Dios les resguardaría por ser su pueblo y tendría de ellos misericordias (Lam. 3: 19-22) esto sería el fruto de su proceder (Jer. 4:18). Tercero: (v.20-23): La “radiografía” interna del pueblo reflejaba algo impresionante: “No tenían corazón”: Esto ´por su puesto es una metáfora, lo que  representaba es que el pueblo de Dios se había convertido en un pueblo necio, que no podía ver ni escuchar lo que Dios decía y deseaba que ellos fueran, al punto de haber en ellos falsedad y rebeldía, apartándose y dejando a Dios, al Dios de los cielos. Cuarto (v.24-29): Se volvieron en un pueblo necesitado, donde sus vidas , sus caminos y su estado reflejaba soledad, turbación, viviendo de apariencias teniendo lo necesario materialmente hablando (v.27): “se hicieron grandes y ricos” (v.28): “Prósperos”; pero haciéndoles falta lo importante y lo más necesario que no hay nada en este mundo que pueda satisfacer, lo material : Dios. Esta es una de las cosas más falsas que Satanás usa hoy en día a puesto en la vida del ser humano, creyendo que si tenemos lo que deseamos materialmente lo tenemos todo, cuando en realidad no somos nada (Apo. 3:17), y somos los más necesitados. Quinto (v.30-31): Otra gran mentira de Satanás: Tergiversar la palabra de Dios o poner palabras de Dios donde Dios no ha hablado, llevando a esto a una vida de libertinaje, de acomodamiento, de perder toda percepción de lo que en realidad está pasando, al punto que no podemos ver por nuestra propia condición lo que está sucediendo frente a nuestro ojos y de lo que vendrá. Muchos dicen en hablar en nombre de Dios, pero Dios no ha hablado de parte de ellos, muchos son dirigidos o influenciados por otros disque “hombres de Dios”, pero que Dios no les dirige a ellos, son personas que son guiados no por el espíritu de Dios, sino más bien por su espíritu o malas intenciones, claro el pueblo los escucha, les atiende porque les conviene: “el pueblo así lo quiso”.


Por ello el capítulo termina con una pregunta: ¿Qué pues, haréis cuando llegue el fin?, El llamado de Dios es a abrir nuestros ojos, a sentir con el corazón a tener una agudeza espiritual con todos nuestros sentidos para poder escuchar, ver, oír y sentir lo que Dios está hablando el día de hoy. Que Dios nos ayude y tenga misericordia de nosotros.


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