“No gracias no me interesa”: estas fueron las tristes pero rebeldes palabras y llenas de soberbia y altivez de un pueblo humillado que había salido huyendo a Egipto de la invasión Babilónica hecha por Nabucodonosor, creyendo que ese era el lugar de su seguridad (En ese momento Egipto era una de las tres potencias que existían, juntamente con los Asirios y Caldeos). Ellos expresaron estas palabras al ser una vez más confrontados por el profeta Jeremías, y subrayo una vez más, ya que a estas alturas de la historia desde que Jeremías había comenzado su ministerio profético habían pasado aproximadamente 40 años , lo que se predijo se cumplió. Estrictamente de la caída de Jerusalén, ellos no lo creyeron y lo vieron y lo vivieron de primera mano, por eso su huida hacia Egipto.
Uno esperaría que hubiesen comprendido el mansaje después de ver lo que había sucedido a sus hijos, padres, mujeres , jóvenes, a su ciudad, a su tierra. Uno esperaría que ellos se hubiesen vuelto a Dios en arrepentimiento y humillación, que no lo hicieron. Uno esperaría que por lo menos se hubiese visto una actitud de consternación que tampoco existió por lo sucedido. No, fue todo lo contrario, su caída, su miseria, su dolor y tristeza, según ellos se dio por dejar de adorar a la “reina del cielo” que se trataba de Istar; Diosa mesopotámica del amor y de la fertilidad. Y según ellos por eso habían caído a espada y a hambre (v.18).
De ahí la palabra de Dios a través del profeta Jeremías a los que habían huido a Egipto de donde podemos extraer algunas enseñanzas:
(v.4-5): Dios manda sin cesar a sus voceros para hablarnos y exhortarnos para obedecer su voz y cumplir sus mandamientos y preceptos. Todo con un objetivo, para que nos vaya bien, para reconvenir nuestros pasos y vidas. Y ese era el deseo de Dios para con su pueblo, esto para evitar grandes males que por su desobediencia y mala actitud para con Dios como consecuencia le venía. Pero tristemente, ellos como muchos lo hacemos el día de hoy cerramos nuestra oídos y corazón para no atender a la voz de Dios a través de sus mensajeros. Todo lo contrario su corazón se inclino a aquello que no aprovecha, a aquello que solamente nos aleja de Dios y nos lleva a la maldad de vida, a una vida de vanidad (Cap.2) como lo describiese en ese capítulo dejaron la fuente de agua viva por cisternas, cisternas rotas (2:13).
(v.7): Hay un sentimiento de sadismo, crueldad y masoquismo por lo que estaban viviendo y no había reflexión de las consecuencias ni de sus actos. La pregunta es muy clara:”¿Por qué hacen tan grande mal contra vosotros mismos, para ser destruidos…?” Como se mencionó al inicio hay una actitud de crueldad reflejada en la forma de vivir del pueblo. Un pueblo sin temor a Dios, ni a lo que vendrá. Y no por que fuesen valientes o autosuficientes, sino por su testarudez y necedad.
(v.11): Dios les da la espalda, la expresión es tan gráfica: “Yo vuelvo mi rostro contra vosotros para mal”. Por eso es que estaban así, fue por eso lo que les vino, al igual que a usted y a mí cuando Dios nos da la espalda, no porque él lo quiera, nosotros lo decidimos así. Como resultado de ello vivimos en situaciones precarias y todo va de mal en peor.
(12): Su confianza y respuesta fue huir a Egipto, según ellos para escapar de todo lo que estaba sucediendo en sus vidas y ciudad. Pero el Señor les hace ver que hasta ese lugar les alcanzará su rebeldía y necedad, y serían consumidos desde el menor hasta el mayor ,y serían ejemplo de execración, de espanto, de maldición, de oprobio que por diferentes generaciones no quisieron enmendar sus vidas y hoy sus necedades y maldades les alcanzarían. Mi pregunta es: ¿Porqué tiene que ser así?
Con todo lo que está pasando y el profeta refiriendo, uno esperaría que el hombre, que su pueblo fuese reflexivo y se volviera humillado ante el creador. Pero para esta generación no fue así, su respuesta fue: “No nos interesa”, seguiremos viviendo y haciendo las cosas que nos gustan, las cosas que nos hacen sentirnos bien, que nos hacen vivir la vida y aunque esta sea su ruina, ellos en su obstinado corazón, en su obstinada rebeldía y soberbía decidieron así. Por su puesto su final sería en base a la palabra expuesta por el profeta. Ellos ya habían decidido en su corazón y decidieron para mal. ¿Cuál será nuestra respuesta el día de hoy? ¿ Nos interesa lo que Dios tiene para nuestras? O responderemos como lo hicieron ellos (v.16) : “La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti”. Su respuesta fue tristemente para ellos mismos: No gracias, no nos interesa.