La palabra redentor es una palabra que se usa en el AT con muchas variaciones que tienen la connotación de comprar, redimir, rescatar, liberar, asumir responsabilidad. Y es en este sentido que el Señor habla a través del profeta Jeremías al pueblo de Israel (Tanto Israel reino del norte, así como Judá reino del sur). Un pueblo que había sido llevado cautivo por la desobediencia al Señor: Desenfreno y descarrío fueron su respuesta hacia Dios, hacia sus profetas, hacia sus mandamientos y preceptos (54:17), consecuencia de ello fue opresión (devorar) y humillación (deshuesar). Es tan gráfica la representación de las palabras de lo que le sucedió al pueblo de Dios. Pero en medio de esa calamidad física, social, económica, familiar y por supuesto espiritual, es donde Dios intervendría a favor de su pueblo. En medio de la incertidumbre y calamidad del mismo, Dios les daría una nueva esperanza de vida, una nueva oportunidad de vida en medio de la esclavitud, irresponsabilidad e insensatez o necedad del pueblo existía una luz de esperanza. Una luz que les traería libertad, sentido, propósito y significado de la vida que habían perdido por su irreflexibilidad de vida que llevaban. Claro ellos cosechaban de los yerros de sus malas decisiones, pero a pesar de sus duras, tristes y caóticas consecuencias serían redimidos.
Al igual que el pueblo de Israel, quizá hoy en día hay muchos que van por la vida, siendo irreflexivos en sus vidas, sin medir las consecuencias de sus decisiones, siendo irreflexivos en sus actos y creyendo que jamás les vendrán las facturas de sus malos actos y hoy después de todo lo que se ha hecho y considerando su condición, se dan cuenta que se equivocaron y el momento de hoy no es el mejor momento para ellos.
Es ahí donde nos damos cuenta de que ni tenemos las respuestas , los recursos o las fuerzas para poder salir de dicha condición, ¡NO!, no podemos salir en lo que hemos caído. Es ahí donde necesitamos la intervención de alguien que si puede, alguien quién tenga el poder, la autoridad, el amor, la compasión, la bondad expresada en actos de misericordia y gracia a favor de nuestra vida. Usted sabe como yo, que en esos momentos solo nos toca volver la mirada al cielo, dar un grito de lo más profundo de nuestra alma y rogar al Padre que tenga misericordia de nosotros. Que nos devuelva su libertad y nos vuelva al lugar de pertenencia.
El Señor lo dejaría ver con respecto a su pueblo de esta manera: (54:19): “Y volverá a traer a Israel a su morada”, él nos devolverá a nuestro lugar de pertenencia, a nuestra heredad, a nuestra morada a la cual llamamos hogar, pueblo, o comunidad de fe que es la que nos da identidad, o al lugar que usted sabe que es el lugar que le da seguridad. Por otro lado el Señor hace ver (54:20): que los pecados de su pueblo serían perdonados y tendrían una nueva oportunidad. ¡Amén! Dios es un Dios de oportunidades. “En aquel día la maldad de Israel será buscada y no aparecerá, y los pecados de Judá, y no se hallarán, porque perdonaré a los que yo hubiere dejado”.
¿Por qué lo hace Dios?: ¿porqué tenemos algo de bueno? ¿habremos hecho algo para merecer tan grande e inmerecedor perdón? ¿Seremos merecedores de tan grande oportunidad expresada por su gracia y misericordia? ¿Por qué lo hace? Existe una sola respuesta : Por que les amó y así como lo hizo con ellos lo puede hacer con todos aquellos que están extraviados y esclavizados. Aquel que puede pagar nuestra deuda, aquel que puede acercarse sin limitaciones ni condiciones, aquel que está dispuesto a dar todo incluyendo dar su vida por usted y por mí.
Él tiene un nombre, el tiene todo para hacerlo, es el más fuerte y poderoso, el más grande de todos. Su nombre habla de su carácter y su grandeza, habla de aquel que estaba por ellos, por usted y por mí: Su nombre es Jehová de lo ejércitos, El Dios fuerte, el Dios que abogará por nuestra causa. El Dios que pelea por nosotros. De ahí la expresión redentor: Alguien que está por otro o asume la responsabilidad de otro. El Emanuel, Dios con nosotros, El Mesías, el salvador, nuestro redentor también conocido como Jesús: Salvador y redentor de nuestras vidas. El único que por su sacrificio puede darnos libertad, devolvernos a nuestro lugar y devolvernos lo que hemos perdido. El puede, el quiere, todo dependerá de nuestra respuesta hacia él.