11 Oct
Somos pertenencia de Dios

En muchas ocasiones de nuestra vida pareciera que vamos por la vida de aquí por allá, de ambulando de un lugar a otro, sin tener aparentemente un lugar definido, una identidad definida, es más sentimos de no pertenecer a dicho lugar o pertenecer a una familia, ni mucho menos tener alguien que sea por nosotros, prácticamente solos. ¿En cuantas ocasiones nos hemos sentido así?, quizá probablemente en muchas, y esto se da cuando vagamos por la vida sin pertenencia como resultado de caminar lejos de Dios en desobediencia, rebeldía, conformismo o simplemente por las mismas situaciones “naturales o normales” de la vida; pero es ahí donde Dios interviene a favor de usted y de mí, para hacernos recordar que aunque pareciera que en muchas de esas ocasiones de nuestra vida estamos solos y no pertenecemos a ese lugar, o quizá más duro, nos han relegado por alguna situación, ya sea por nuestro color de piel, por nuestra país de origen o por nuestra manera de ver las cosas o  quizá por nuestras propias convicciones y fe o resultado de nuestras malas acciones como lo hemos dicho delante de Dios, recuerde esto no estamos solos. Y esta es una verdad inequívoca, tenemos un Dios, tenemos un Padre, tenemos un Salvador a quién acudir, en quién confiar, en quien apoyarnos el día de hoy, a pesar de las cosas como se presentan el día de hoy o se ven para el día de mañana. Recuerde no está solo, claro que tiene quién por usted y por los suyos, y este era el mensaje del profeta Isaías para el pueblo que “vagabundeaba” por su desierto en el cautiverio en Babilonia, cuando más se sintió solo llegó la palabra, la palabra que traería esperanza, consuelo, seguridad, firmeza, convicción aún en sus peores momentos, palabra que les hiciera el día, que les volvería esa identidad que en muchas ocasiones al igual que ellos usted y yo perdemos, identidad que les haría recordar quienes eran  y a quien pertenecían, no estaban solos, no eran vagabundos, tenían Padre y tenían familia, pertenecían a ella: (v.1): “Escuchen y escuchen bien, ustedes son mi pueblo, mis siervos, a quienes yo escogí”, él, o sea, Dios, nos escogió, nos tomó, nos llamó, nos salvó, nos redimió, por su pura misericordia y amor, somos sus escogidos, plural muchos o varios, nos puso en una comunidad (unidad común o a fin, o sea un pueblo una familia); (v.2): “Hacedor tuyo y el que te formó desde el vientre”, no somos resultado de la casualidad o de un error de nuestros padres, somos objeto de los propósitos eternos de Dios, en sus preciosos planes usted estaba en la mente de Dios, en sus propósitos eternos y en ellos debemos de caminar, esperar y movernos, y aquí viene una palabra que confirmaría lo que estamos diciendo: (v.2b): “No temas”, esta expresión debe de darnos esa seguridad que necesitamos el día de hoy, saber que ayer ya pasó y él fue fiel aunque en muchas ocasiones no lo veamos, pero él está ahí, y lo será el día de mañana, él ahí estará por usted y por mí, ¿Sabe por qué?, por que usted es pertenencia de él, como bien lo dice al final de este verso: “a quién yo escogí”. Resultado de esto: él dará nueva vida, él derramará aguas sobre la sequía, sobre la tierra árida y mandará bendición sobre nuestros hijos y crecerán como buena hierba, árboles frondosos y fuertes (v.3-4, ¡Amén!) y todo porqué, por que somos pertenencia de Dios, somos sus escogidos, somos propiedad de Dios. Nuestras vidas están marcadas (v.5): “se escribirá con su mano o se escribirá en su mano o sobre su mano”: Básicamente el término significa o se refiere a apuntar un mensaje (Heb. “Katab”); pero también da la idea de escribir sobre algo un mensaje para que no se olvide , también tiene que ver con la palabra “registrar”, que se refiere al carácter inalterable y comprometedor de las escrituras por ende en este caso de Dios quién es quién lo dice (v.2): “Así dice Jehová”, por lo tanto si Dios lo ha dicho, acontecerá y está determinado. Hoy en un buen día para recordar quienes somos, quién es nuestro Padre, quien está por nosotros y con nosotros, caminar con nuestra frente en alto, sin tristeza o desaliento, ni mucho menos temor; amado lector, amigo hermano, recuerde estas tres verdades el día de hoy, hágalas propias para su vida: (v.5):” Soy pertenencia de Dios “, “Soy su descendiente”, y “Soy de su propiedad”. Gracias Dios por tu gran amor y respaldo para conmigo, no estoy solo, no voy solo, él está con nosotros el día de hoy, cual luna y cual sol.


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