Es precioso ver los amaneceres brillantes por la luz de sol en cada mañana sentado a la orilla de la playa o presenciarlo desde una montaña y ver como el sol sale cada día, es algo indescriptible y necesario para el mantenimiento, desarrollo y subsistencia de nuestro mundo y esto para cualquier tipo de vida incluyéndonos nosotros mismos; pero hay muchas veces dependiendo la situación climática o la estación en que se vive o esté, que esto cambia, hay días lluviosos, sombríos, fríos, nublados, etc. Donde pareciera que el sol no saldrá . Permítame usar esta analogía en nuestra vida , ya que en muchas ocasiones pareciera que el sol no sale o no se deja ver para nuestras vidas y esos días como ya se mencionó son de esos días sombríos, fríos, nublados; donde se es difícil avanzar y salir adelante, muchos de nuestras agendas se tienen que cambiar por tales situaciones, en otras tenemos que cancelar algunas de nuestras actividades o sus penderlas o postergarlas y son de esos días que cuando deseamos que el siguiente día que venga sea diferente, y vamos y buscamos al reporte del tiempo parta escuchar a los “expertos” de cómo será el día de mañana. Obviamente son pronósticos dónde en su mayoría son certeros, pero que no son absolutos, ya que ellos no son los que dominan ni conocen las cosas sobre naturales como el tiempo, las tormentas, ni sus efectos. Volviendo al punto, cómo deseamos que ese amanecer y por supuesto el día de mañana sea diferente. Este es el gran punto de esta sección que estamos comentando, en el contexto del Isaías 61, el pueblo de Israel estaba en su peor momento, en su peor “tormenta”, en su peor circunstancia y todo esto como resultado de sus desobediencia y obstinado corazón (Cap. 59), pero a la luz de el capítulo 60 hay un nuevo amanecer para ellos, ¡Sí!, ese amanecer que ellos anhelaban en sus vidas, ese amanecer que les haría ver el sol una vez más, ese amanecer que por mucho tiempo era algo desconocido o retardado para los padres e hijos ya que se había convertido en un “invernadero generacional”, se volvieron en un pueblo limitado, en un pueblo sin agenda, dónde los proyectos eran nulos o los pensamientos eran postergados, su visión era nula, sin sueños, sin anhelos, por supuesto en ese enfriamiento espiritual su corazón se convirtió en corazón o vida sin paz, dónde sus caminos eran torcidos, concebían y proferían palabras de mentiras, calumnias, rebelión, sus veredas o caminos eran torcidos, no hay duda que ellos como pueblo estaban muy lejos de los ideales de Dios, sus vidas estaban lejos de la justicia de Dios, de los planes de Dios y sus propósitos, se convirtieron en un pueblo sin contexto o referencia (60:15). ¿No será que nosotros como pueblo de Dios estaremos hoy en día en las mismas circunstancias y que todo lo que está sucediendo alrededor de esta es por nuestro enfriamiento en nuestras vidas?, ¿Hasta cuando seguirá esto así? ¿Cuándo cambiará esto en nuestras vidas? . La respuesta está en este capítulo, hasta que permitamos que Dios sea el que dirija y guíe nuestras vidas. Será cuando Dios intervenga en ella y en nuestros planes, en el todo de ella, cuando sea Dios nuestra luz y nuestro sol (60:19-20), cuando sea él el nuestra gloria . No por casualidad el Salmista lo dijo muy bien en el capítulo 119:105 “Lámpara es a mis píes tu palabra y lumbrera a mi camino”, permitamos que sea el quién sea nuestra lámpara y nuestra lumbrera para nuestras vidas, y esto debe de ser en el todo de ella. Pero si no la buscamos, no la atendemos, no la atesoramos, no la tomamos en cuenta para nada , es allí donde cometemos nuestros más grandes errores y yerros, y por supuesto luego viene el dolor, el sufrimiento, la calamidad, la tristeza, la vergüenza, la apatía, el enfriamiento y estas cosas nos hacen movernos en oscuridad y tinieblas. Pero no esto no sería siempre así, las cosas cambiarán para este pueblo, para el pueblo de Dios, para los suyos, para sus escogidos. Y nosotros tal cual, como pueblo de Dios, anhelamos que esta palabra sea una realidad en nuestras vidas, en nuestras naciones, en nuestros templos (60:18), donde se vea un nuevo amanecer, que no iniciará con nuestras agendas, actividades o fuerzas, mucho menos con ideas innovadoras o reingenierías basadas en nosotros mismos o en nuestros planes. Todo inicia con Dios, es él el que hace salir el sol todos los días , y si esto es así, que el sea para nosotros el aliciente que necesitamos para que las cosas comiencen a cambiar, si verdaderamente anhelamos un nuevo amanecer, tiene que empezar con Dios con su bondad y su misericordia (60:10) “Porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia”. ¡Amén!, Dios tendrá de nosotros misericordia, y en ella todo tendrá un nuevo comienzo, un nuevo amanecer. Él lo hará: (v.2): “sobre ti amanecerá Jehová”. El pasaje es muy rico en expresiones que Dios le hace ver a su pueblo lo que él hará cuando esto suceda: (v-1-10): El entorno de nuestra vida cambiara, (v.3-): Nos volveremos en un pueblo referente, bendecido un pueblo especial y con autoridad, un pueblo cabeza y no cola. (v.11): Un pueblo de puertas abiertas, donde muchos querrán entrar, un pueblo donde la gloria de Dios se dejará ver (15-22). Un tiempo donde las cosas comenzarán a cambiar: de tinieblas a luz, de oscuridad a amanecer, de pisoteados a levantar nuestras cabezas, de desdichados a que la gloria de Dios se vea en nuestras vidas, de limitación a bendición. Anhelo y oro al Dios Todo Poderoso que esto comience hoy en nuestras vidas; necesitamos urgentemente un nuevo amanecer, Dios lo hará y así será.